lunes, 16 de diciembre de 2013

SUCEDIÓ .. EN LA FRONTERA DE CEUTA

Publicado en EL FARO DIGITAL:


 http://www.elfarodigital.es/ceuta/sucesos/136520-senti-mucho-calor-me-quite-la-camiseta-y-vi-que-sangraba-.html


“Sentí mucho calor, me quité la camiseta y vi que sangraba”


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Antes de comenzar a narrar su historia al otro lado del hilo telefónico, Samuel  Parsait revela que siempre lleva una Biblia con él. Su interlocutor puede imaginar el libro, en su edición de tapas rojas y rugosas, en el regazo del camerunés.
Que haya sido ingresado en el Hospital Puerta del Mar de Cádiz no ha hecho que este hombre de 28 años se desprenda del texto que contiene la palabra de Dios, un tonel al que sujetarse en mitad del naufragio. Con la mano derecha sobre el texto sagrado sentencia: “Juro que todo lo que voy a contar es la verdad. Soy un cristiano de color”.
Este subsahariano es uno de los tres inmigrantes de la avalancha humana registrada este jueves en la frontera del Tarajal, en la que participaron más de 200 personas, que lograron quedarse en territorio español –dos se entregaron en la Jefatura Superior de Policía e incluso se habló de la entrada de un cuarto–. Pero Parsait tuvo que pagar un precio muy alto: se cayó desde una altura de más de cinco metros al subirse al COS de la Guardia Civil y, además de sufrir diversos traumatismos, perdió el ojo izquierdo por un impacto.
El camerunés evoluciona bien, según pudo conocer este periódico, pero se encuentra a la espera de una segunda operación en este caso de reconstrucción maxilofacial debido a fracturas internas en la cuenca que contenía el globo ocular y la nariz rota. Cuando baje la inflamación volverá a quirófano. La primera operación se le practicó al ser hospitalizado y consistió en la extracción de los fragmentos del ojo que continuaban en la cuenca, procedió a higienizarla y le implantó una prótesis ocular.
Ya estabilizado en planta, Parsait suspira cuando inicia su relato. Retoma los hechos ocurridos entre las 6.00 y las 7.00 de la mañana, cuando logró trepar hasta el techo de un edificio policial al cruzar a la carrera primero la frontera marroquí, superar la zona internacional y llegar después hasta las oficinas en suelo español. Dice que se encontraba en lo alto del edificio a donde había llegado escalando y que, como publicó El Faro, alcanzó mediante la formación de un casteller catalán, es decir, subiéndose en sus compañeros para ganar altura y recorrer la fachada hasta el techo.
Recuerda que iba bastante abrigado, sobre todo por las bajas temperaturas registradas en los montes marroquíes donde esperaba su oportunidad de cruzar a Ceuta, y estaba acompañado de otros subsaharianos con los que compartía su sueño de llegar a Europa.
Desde arriba, explica que comprobó cómo golpeaban a sus compañeros que no corrieron su, hasta ese momento, buena suerte. “Les pegaban con porras y les ponían de rodillas, introduciéndolos en un edificio” , describió Parsait, en referencia a la dependencia marroquí. Asegura que se encontraba ensimismado en el dantesco espectáculo que se desarrollaba bajo sus pies cuando se desvaneció a causa de un golpe y se precipitó al vacío, aunque este punto de la reconstrucción de los hechos por parte de Parsait resulta aún confusa. “Sentí mucho calor y comencé a desprenderme de la ropa, hasta que me quedé en camiseta y me di cuenta que estaba sangrando”. Aquella noche se desató un auténtico caos en la frontera en el que se lanzó material antidisturbios para disuadir a los inmigrantes que cruzaban el paso en avalancha. Incluso los porteadores que se dirigían a los polígonos lanzaron piedras contra ellos.
Fue la propia Guardia Civil la que alertó a las ambulancias para que le asistieran. Parsait, con el rostro destrozado y la pérdida de un ojo, fue trasladado urgentemente al Hospital Universitario, desde donde se coordinaría, pasadas las doce del mediodía su evacuación al hospital gaditano en una UCI móvil. Una parte de la que, evidentemente, el subsahariano no fue consciente dada la gravedad de los daños.
Llora desconsoladamente a lo largo de la conversación, sobre todo, porque alguien se interese por él. Quiere que la gente comprenda que ellos vienen a buscar un trabajo que no tienen en su tierra y evitar la situación de penuria que se encuentra en su países natales. La vida en los montes cercanos a Castillejos es difícil, asegura, fundamentalmente por el frío y porque temen la lluvia ya que el campamento se enfanga. En los asentamientos se mantienen a base de patatas, verduras, tomate y carne que le proporcionan los habitantes de las cercanías, quienes se soldarizan con los grupos de inmigrantes al conocer la situación en la que viven. Los grupos construyen sus chabolas con plástico y maderas pero, en ocasiones, aparecen los efectivos que identifica como de la Policía marroquí. “Cuando ven que las hemos construido, nos las destruyen y tenemos que volver a construirlas. Así una y otra vez”, explicó.

Conectados por Facebook y otros compañeros que les esperan en el Tarajal
Samuel Parsait, quien malvivió junto a otros compañeros en los asentamientos de inmigrantes que hay diseminados por los montes próximos al municipio marroquí de Castillejos, explicó que los habitantes de los campamentos clandestinos tienen contactos con los inmigrantes que ya han logrado cruzar y se encuentran en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI).  La red social Facebook se ha convertido en el principal canal de comunicación también para los compatriotas que se encuentran a ambos lados del perímetro fronterizo. Aunque los inmigrantes en suelo marroquí son conscientes de que  están sometidos a controles de vigilancia exhaustivos, conocen aquellas horas más propicias para descender hasta Castillejos y conectarse a internet en los cibercafés, desde donde hablan con quienes ya se encuentran en la ciudad autónoma. No son los únicos subsaharianos que ayudan a sus compañeros que permanecen en territorio marroquí. En las últimas avalanchas, resulta habitual ver en las inmediaciones de la frontera y el Tarajal a pequeños grupos de residentes del CETI que parecen esperar a los compañeros que intentan la entrada para ayudarles o darles la bienvenida,
Es electricista y tiene tres hermanas directas y un hermano de padre
Samuel Parsait dejó pronto el colegio a muy temprana edad. Hizo formación profesional y es electricista. Tiene tres hermanas directas y luego un hermano por parte de padre. En su recorrido hasta Ceuta estuvo un mes en Chad, cuatro meses en Libia, y quince días en Argelia. Entró por Oujda y vino en coche hasta Castillejos. Llevaba en los montes cercanos un mes y dos semanas y no era la primera vez que intentaba entrar en Ceuta, pero el primero fue fallido

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