Desde temprano empezaron a llegar los inmigrantes a la Parroquia de San
José que se encontraba adornada con las banderas de diferentes naciones,
mientras había inmigrantes vestidos con
los trajes típicos de sus respectivos países.
A las 12.00h, la Parroquia estaba llena a rebosar con los feligreses de
la Comunidad y con la presencia de más de un centenar de inmigrantes. En la
procesión de entrada un grupo de niños de diferentes países portaban las cajas
de un puzle de colores que colocaron en
el altar y que llevaba la leyenda “cien
años haciendo un mundo mejor”, haciendo referencia al centenario de las
Jornadas de Migraciones.
“Te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance el confín de
la tierra” (Isaías 49,5), fue el mensaje
que el director del Secretariado de Migraciones dirigió a cada uno de los
participantes en la Misa de la Jornada Mundial de las Migraciones, animando a
unos y otros, los nacidos aquí o en otros países, a salir al encuentro de las
personas para ser profetas de luz y de esperanza en medio de un contexto social
de crisis y problemas y juntos colaborar en
HACER UN MUNDO MEJOR, tal como había señalado el Papa Francisco en su
Mensaje de 2014.
La celebración transcurrió en un ambiente de acogida, amistad y alegría
por parte de todos los miembros de la Comunidad Parroquial de San José, que en
la monición de entrada dieron la bienvenida a todos los participantes en la
Misa.
La presencia de más de 20 nacionalidades quedó reflejada en la nutrida
participación de los inmigrantes en los distintos momentos de la celebración.
Las lecturas fueron hechas por una inmigrante de Kenia y otra de China. En el
ofertorio, tras una procesión encabezada por cantos y bailes africanos, iba una
inmigrante boliviana, que con su traje típico portaba la ofrenda de unas
sandalias, signo de todos los que han emigrado en estos 100 años; los diversos
documentos que la Iglesia ha ido publicando con motivo de las Jornadas
Mundiales eran llevados por inmigrantes saharauis; unas pateras eran ofrecidas por los
inmigrantes acogidos en un piso del Secretariado, entre los que había jóvenes
de Camerún, Nigeria, Mali y Marruecos;
una familia de Rumanía ofrecía un cuadro con una fotografía de los
inmigrantes detenidos en el CIE de Tarifa; las velas y el pan y el vino, lo
ofrecía una pareja mixta formada por un joven español y una chica de Burkina
Faso. En las peticiones intervenían
inmigrantes de diferentes países, así como en el coro que animó la
música y los cantos con diversos instrumentos
de cuerda, viento y percusión de sus países de origen.
Tras la celebración de la Misa, en los salones de la Parroquia, los
feligreses y los inmigrantes participantes en esta Jornada, departieron en un acto de convivencia y de confraternización,
donde volvieron a sonar los cantos y la música de estos países.